Salir de Aquí

Hay días en los que verdaderamente quisiera dejar todo atrás e irme de donde estoy, dejar de ser la persona que soy y volver a comenzar en algún otro lugar. Siento que no estoy dando mi 100% y que mi potencial se ha estado desperdiciando desde que entré a mi zona de confort. Veo como la vida se me escapa poco a poco mediante pasan los días y no pasa nada en mi vida.

No sé, siento que debería de estar haciendo algo con mi vida, algo que pudiera ayudar a las demás personas, algo que va a trascender, pero estoy medio que estancado en la flojera, el confort y mis malditos vicios. Siempre es lo mismo: despertar tarde, estar en mi computadora, perder el tiempo, no hacer nada importante, no usar mi potencial para ayudar a más personas. Me duele mucho ser así, me duele demasiado saber que hay millones de personas allá afuera esperando ser ayudados, miles de personas ayudando y otras miles de personas siguiendo sus sueños y... ¿yo qué estoy haciendo? Nada.

Siempre he tenido la gran necesidad de ayudar a los demás. Tal vez fue la manera en la que mis padres me educaron, tal vez y fueron las primeras veces que ayudé a personas que no podían devolverme algo a cambio, tal vez fue reconocer que ayudar te lleva a trascender y ser más conocido, no sé bien cuál es la razón que me hace querer ayudar a tantas personas, pero sí sé que lo que realmente quiero es ayudar. No importa si me dan las gracias, si me dan un premio, si me reconocen por lo que hago, sinceramente no me importa eso, lo que verdaderamente me importa es tocar una vida, tocar un corazón, tocar un alma, ayudar a sanar una herida, ayudar a alguien a seguir adelante con su vida, ayudar a alguien a no quitarse la vida, esas cosas me llenan como persona, me reponen las energías para seguir queriendo ayudar a los demás.

Siempre he sentido que no estoy en donde debería estar y no he hecho nada al respecto. Hay dos lugares donde me he sentido más vivo que nunca y no vivo en ninguno de ellos dos. Uno es Santiago de Chile, aquella vez que estaba en la cima de los Andes, vi la magnanimidad de la vida, las montañas, el mundo y disfruté como nunca. El otro lugar, un lugar poco conocido, es Kotor, Montenegro. No entiendo qué me sucedió cuando llegué a esa ciudad, pero sentí como mi cuerpo recobraba todas las energías que había perdido en 25 años de vida. Sentía que ya había estado ahí, me llenó de paz, tranquilidad y sinceramente es uno de mis lugares preferidos y favoritos de este planeta.

Siento que algún día voy a escapar de todo y me iré a vivir una nueva vida. Estaré en el lugar en donde tengo que estar, haciendo lo que debo hacer y disfrutaré cada segundo de esta vida. Me sentiré más lleno, más feliz, más yo. Y no es que tenga ese llamado a viajar o aquello que muchos le llaman "wanderlust", pues solamente quiero encontrar mi lugar en este mundo para poder ser la persona que estoy llamado a ser.

Lo peor de todo es que todo eso puede nunca llegar a suceder porque conozco como soy y no soy lo suficientemente valiente para salir de aquí e irme a hacer lo que creo que tengo que hacer. Tal vez y mi vida vaya a ser solamente esto que estoy "viviendo" o quizá solamente estoy sobreviviendo.

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