He Aprendido Que...

He aprendido que a veces no tengo que ser tan fuerte conmigo mismo. Todos somos humanos y, dada nuestra condición humana, tenemos que tropezar y cometer errores, pues esta es la única forma en la que somos capaces de aprender. Pueden decirnos mil y un veces que no hagamos tal o cual y jamás hacemos caso, hasta que tratamos por nosotros mismos, caemos y nos quedamos con la lección de nuestra falla.

He aprendido que a veces lo único que nos queda es aceptar el resultado de nuestras acciones y las de los demás. No hay nada que pueda cambiar el pasado, solamente existe la posibilidad de cambiar nuestra manera de ver los hechos ya ocurridos. Aceptar el pasado es aceptarse a uno mismo tal y como es, con todo y sus fallas, sus defectos y sus errores, y una vez que nos aceptamos tal y como somos la vida automáticamente se convierte en un camino más placentero. No podemos cambiar a las demás personas, sólo nos queda aceptarlos tal y como son, con todo y sus perfectas imperfecciones.

He aprendido que siempre vendrá algo mejor. No importa qué sea lo que esté pasando por o lo que haya pasado, siempre llegará algo que mejorara la calidad de vida que llevamos. Claro, esto es cierto cuando la persona en cuestión es una persona de buenas intenciones y bondadosa con las demás personas. Para que se nos obsequie felicidad primero tenemos nosotros que regalar felicidad, pues uno solamente recibe lo que da. Así que nunca hay que perder la esperanza, pues los buenos tiempos están siempre avecinándose a la vuelta de la esquina.

He aprendido que no todo es lo que parece. Que a veces nuestra mente nos juega trucos con lo que pensamos que vemos y con lo que realmente es. Nuestros sentimientos y nuestras emociones muchas veces nublan nuestra vista y nuestra manera de juzgar lo que estamos pasando. La mayor parte de estas veces la mente se adelanta con sus prejuicios y no se da un momento para detenerse y reflexionar lo que realmente está aconteciendo. Es como si nuestro mecanismo de defensa optara por confundirnos con "lo que parece", en vez de buscar lo que realmente es.

He aprendido que uno de los valores más trascendentales y fundamentales en el ser es la gratitud. Darnos el tiempo de hacerle saber a los demás que lo que han hecho por uno tiene gran significado, es crucial para poder crecer como especie. Es hermoso ver como una persona se desprende de su ego para darle las gracias a otro individuo, pues demuestra que valora dicho acontecimiento y no pasa desapercibida la acción benéfica, gratuita, que se le ha brindado. Ser agradecido es reconocer que a uno se le da lo que muchas veces no pide o merece, por bondad ajena.

He aprendido que perdonar es la acción más hermosa que podemos realizar y perdonarnos a nosotros mismos es esencial para poder salir adelante. Perdonar es tener la humildad de reconocer que uno ha hecho mal y la sencillez de hacer algo para enmendar dicho error. Es otra bella manera de desprenderse del ego de uno mismo, para hacerle saber a la otra persona que es importante y valiosa.

He aprendido que no todas las personas me quieren hacer daño. Que a veces simplemente hay malentendidos y no es bueno siempre tomarse las cosas muy personales. Constantemente es conveniente no quedarnos con la imagen equívoca de lo sucedido y lo mejor es averiguar cual era realmente la intención del otro individuo. Mis instintos ofuscan mi raciocinio y evitan que vea claramente la situaciones que percibo día con día, por eso no debo de tener un prejuicio con los que me rodean.

He aprendido que a veces está bien estar un poco mal. Que la tristeza nos ayuda a valorar la felicidad, que la obscuridad nos ayuda a apreciar la luz y el silencio nos hace amar más la música. Sentirse mal no está del todo mal, pues sentirnos mal nos estimula a crecer, a aprender y a ser mejores de como lo éramos antes de sentirnos dañados.

He aprendido muchas cosas sobre quien soy, sobre los que me rodean, sobre la vida y estoy seguro que aún me quedan muchas más cosas por aprender.

Comentarios